
En pleno comienzo de la Guerra Fría, en 1946, Estados Unidos comenzó una serie de ensayos nucleares en un remoto atolón de las Islas Marshall, en el Océano Pacífico. Se realizaron un total de 67 ensayos entre 1946 y 1958, incluyendo la detonación de una bomba de hidrógeno en 1954, equivalente a unas 1.000 bombas como la de Hiroshima.
En el mismo año que comenzaron las pruebas, en 1946, Louis Réard presentó un provocativo traje de baño en dos piezas al que llamó «bikini», nombre tomado del atolón atómico, al esperar que su presentación provocara tanta conmoción como las pruebas. Réard contrató a una chica que bailaba desnuda en París para mostrar su creación en la Piscine Molitor, pues ninguna modelo se atrevía a ello.
En realidad, hay vestigios de la utilización de prendas similares ya en culturas clásicas, como Roma, como se muestra por ejemplo en un mosaico de la Villa del Casale, en Sicilia. Pero el bikini actual es la culminación de un proceso en el que las tecnología textil evolucionó hacia tejidos cada vez más apropiados para el baño, el moreno del sol se había dejado de asociar con el trabajo rural para ser símbolo de estilo de vida de ocio al aire libre, y la permisividad iba siendo cada vez mayor.
No obstante, el bikini no tuvo una aceptación universal inmediata. Fue prohibido en España, Bélgica, Italia, y condenado por el Vaticano, tras el concurso Miss Mundo de 1951.


A continuación de Louis Réard, Roger Vadim utilizó el bikini para crear el ideal de una nueva feminidad fatal, Brigitte Bardot vió impulsada su carrera en 1957 favorecida por esta prenda, Úrsula Andrews seducía a los espectadores en 1962, en una afamada salida del agua en bikini, en James Bond contra el dr No, y Raquel Welch vestía un modelo salvaje en «One million years B.C.»
Hoy en día, tras popularizarse totalmente el bikini en sus distintas formas, como tangas, trikinis y bañadores altos, el eclecticismo se ha impuesto. Los bikinis ya no son noticia, aunque algunos modelos siguen captando la antención, como la laguna del Atolón de Bikini capta la atención de buceadores por su fondo, un cementerio de barcos de la Segunda Guerra Mundial, hundidos antes de las pruebas nucleares. De todas formas, el nivel de radiación sigue siendo alto, y no se permite a nadie regresar, a pesar de los intentos de repatriación de loa años 1970.

El sitio ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad en julio de 2010. La bandera del Atolón de Bikini recuerda a los Estados Unidos sus obligaciones con los nativos: una bandera estadounidense, con 23 estrellas en el cuadrado de los estados, recordando las 23 islas de Bikini; tres estrellas negras entre las barras, recordando las tres islas destruidas durante la explosión de la bomba H; dos estrellas negras que representan las dos islas del Atolón Majuro donde fueron reubicados los nativos; y la frase del rey Juda al comodoro Ben Wyatt.